jueves, 10 de febrero de 2011

El monstruo de Florida

El monstruo de Florida


Extraña masa de tejidos en la costa de Chile
Hace muy poco, el hallazgo de una masa gelatinosa en un playa de Chile (fue el 24 de junio de 2003, en la Playa Pinuno, Los Muermos, en la costa sur de Chile), revivió la memoria de un suceso similar ocurrido a fines del siglo 19.
El 30 de noviembre de 1896 encontraron varado en una playa de la isla Anastasia, ubicada a 18 kilómetros al sur de la playa St. Augustine, en la costa este de Florida, el cadáver mutilado y deteriorado de un gran animal. Esos restos de cuerpo tenían seis metros de largo, dos de ancho y uno de altura, pesaban entre cuatro y seis toneladas y poseían muñones de brazos de 25 centímetros de grosor, uno de los cuales medía casi diez metros. La carne era de un color rosa pálido, casi blanco, y tenía una consistencia muy dura, lo que la hacía muy difícil de cortar.

1896, Florida, EEUU
Según el doctor DeWitt Webb, fundador y presidente de la Saint-Augustine Scientific, Literary and Historical Society, el único científico que pudo estudiar directamente el cadáver, se trataba de un pulpo: la ausencia de esqueleto, la pequeñez de los escasos órganos internos que quedaban y la estructura muscular del cuerpo eran todas características de un octópodo.

El profesor Addison Emery Verrill (1839-1926), zoólogo de la Universidad de Yale y autoridad mundial en cefalópodos, le atribuyó un peso total, en vida, de unas veinte toneladas, y una envergadura de cincuenta a sesenta metros. Lo bautizó con el nombre de Octopus giganteus en el American Journal of Science en 1897. Poco después se retractó y afirmó que se trataba de los restos de un cachalote, algo similar a lo que ocurrió ahora en Chile, sólo que aquí se contó con todos los recursos modernos de identificación.

Un detalle que indicaría que se trataba de un cefalópodo y no de un cetáceo, es que los restos permanecieron varados meses y durante todo este tiempo prácticamente no se produjo putrefacción. Si bien hubo intentos de hacerlo, resultó imposible conservar el gigantesco cuerpo. Es obvio que, con el tiempo, éste fue arrastrado de nuevo por el mar. Solamente se conservan unas pequeñas muestras en la Smithsonian Institution.
Bastante tiempo después se hicieron análisis histológicos sobre estos fragmentos, cuyos resultados fueron publicados en Natural History Magazine en 1971 por Joseph F. Gennaro Jr., biólogo de la Universidad de Florida, y Forrest Glenn Wood, especialista en biología marina del Naval Undersea Research and Development Laboratory de San Diego. También se hicieron análisis bioquímicos, publicados por Roy P. Mackal en Criptozoology en 1986. Los análisis confirman la identificación como un pulpo gigante: se trata de tejido de cefalópodo y no de mamífero.
Todo esto no es concluyente. En 1995, Sydney K. Pierce, Timothy K. Maugel y Eugenie Clark, de la Universidad de Maryland, y Gerald N. Smith Jr., de la de Indianápolis, realizaron otros análisis y consideraron que los fragmentos corresponden a la piel de un cetáceo.
También se discute este último resultado, diciendo que esos análisis confirman, por el contrario, la tesis de que era un pulpo. Los tejidos analizados resultaron estar formados por colágeno casi puro, y se ha dicho que la composición bioquímica de este colágeno y la ausencia de grasas son incompatibles con la hipótesis de que era parte de un cetáceo.
Varios motivos han inducido a suponer que estos pulpos gigantes pertenecen al suborden de los cirrados (Cirrata). En primer lugar, las llamadas "manos peludas" del Lusca. Los cirrados suelen tener una amplio manto que une los tentáculos entre sí, que hace parecer que el animal lleva una "pollera" y que sólo se vean las puntas de los tentáculos. También la ausencia de ventosas en el cadáver de Saint Augustine (aunque éstas suelen desprenderse de los animales muertos) y la presencia de dos muñones en una posición que se corresponde más con la de las aletas que poseen los pulpos cirrados que con la de los brazos.
Por último, la frecuente confusión en los testimonios visuales entre pulpo y calamar: Los pulpos cirrados, que tienen costumbres menos sedentarias que los incirrados (suborden Incirrata, los más comunes y conocidos, sobre todo porque son los que comemos), son más semejantes a los calamares en anatomía y comportamiento.
Si esta identificación es correcta, el nombre propuesto por Verrill, Octopus giganteus, no sería válido, puesto que el género Octopus pertenece al suborden de los incirrados. Se ha propuesto el nombre Otoctopus giganteus.
Fuera de las Bahamas, aunque no demasiado lejos, se han reportado testimonios similares, aunque menos comunes. En Cuba y en la península de Yucatán se ha atribuido a pulpos gigantes la muerte de dos personas que fueron atacadas en sus piraguas. La geología y la ecología submarina de esta última región son muy similares a las de las Bahamas.
Hubo también un informe aislado en Texas. A pesar de la proximidad en la costa de Florida, sin embargo, aparte del cadáver de Saint Augustine, sólo se cuenta con el testimonio de la tripulación del U.S. Chicopee A0-41, que en 1941 observó un enorme pulpo muerto flotando cerca del barco. Ambos cadáveres pudieron haber sido arrastrados por la corriente marina de Florida, que recorre la costa sudeste de los Estados Unidos desde las Bahamas hasta el cabo Hatteras, en Carolina del Norte.
Estos pulpos, que con seguridad deben vivir en las cuevas submarinas a menos de 300 metros de profundidad, para alimentarse saldrían principalmente por la noche. La base de su dieta debe de ser la langosta Panulirus argus, muy abundante en la región, y que puede alcanzar un metro de longitud y cinco o diez kilos de peso, además de otros crustáceos, moluscos y peces.
El comportamiento territorial de los pulpos les hace atacar e incluso trepar a los barcos que se acercan a sus guaridas. En varias ocasiones se ha constatado que son capaces de cortar los sedales más resistentes, incluso de acero, después de inmovilizarlos durante varios minutos.

Monstruos en la Antártida: el calamar colosal

Monstruos en la Antártida: el calamar colosal

En abril del 2003 se obtuvo un calamar de la especie Mesonychoteuthis hamiltoni, al que han llamado "calamar colosal" para diferenciarlo del "calamar gigante" (Architeuthis dux). Esto fue en el Mar de Ross, parte de las aguas antárticas, y se trató del primer ejemplar de un M. hamiltoni que se ha recuperado intacto de la superficie del océano. El calamar estaba comiendo merluza negra, un pez que crece hasta dos metros de longitud, cuando fue capturado. Ya estaba muerto al ser subido a la embarcación y ahora se halla en el Museo Nacional de Nueva Zelanda.
Mesonychoteuthis hamiltoni
Mesonychoteuthis hamiltoni en la mesa de estudio
El Dr Steve O'Shea, experto en calamares de la Auckland University of Technology, explicó que todo lo que se sabía de estos animales es que viven en el entorno abisal de la Antártida. Se sabe ahora que es capaz de subir hasta la superficie a través de la enorme columna de agua y que alcanza un tamaño espectacular.
El Mesonychoteuthis hamiltoni fue identificado por primera vez en 1925 luego de que se hallaron dos tentáculos en el estómago de un cachalote.
Sólo se han obtenido seis especímenes de este calamar: este animal completo y cinco tentáculos que se sacaron de los estómagos de cachalotes atrapados por redes de arrastre a profundidades de of 2.000 a 2.200 metros.
El doctor O’Shea dijo: "Ahora podemos decir que alcanza un tamaño mayor que el del calamar gigante, que ya no es el calamar más grande que hay. Hemos obtenido algo que es mayor, y no sólo algo más grande, sino de un orden de magnitud mayor."
Este calamar tiene uno de los picos más grandes que se conocen en los calamares y también posee unos ganchos únicos, que giran sobre un eje, en las mazas de los extremos de sus tentáculos.
Este calamar es veloz y más agresivo que el calamar gigante. Caza haciendo resplandecer sus ojos a fin de ver los brillos que desprenden sus presas.
El manto de este espécimen tenía 2,5 metros, y se estima que este tamaño es sólo la mitad de lo que puede crecer. Los tentáculos, más que nada los prensiles, se extienden mucho más, lo que hace tan grande la longitud total del animal.

Conclusión

Lo dicho en este Zapping puede parecer una recopilación de inconsistencias. De hecho, toda observación de la naturaleza es inconsistente hasta que la ciencia toma pruebas de ella y la establece. Lo que no cabe duda es que no sólo es posible que existan aún en nuestro planeta grandes animales sin catalogar, sino que los acontecimientos de los últimos tiempos lo hacen casi seguro.
Durante todo el siglo 20, y hasta el día de hoy, se han sucedido, sin interrupción, descubrimientos de nuevas especies de animales de gran talla. En los océanos, durante los últimos años se han descubierto, entre otros, el tiburón Megachasma pelagios, de cuatro metros y medio de longitud, en 1976; y algunos grandes cnidarios (grupo de invertebrados al que pertenecen las medusas), como, en 2003, Tiburonia granrojo, una medusa de sesenta a noventa centímetros de diámetro que pertenece a una nueva subfamilia totalmente desconocida hasta esa fecha. Debemos agregar a la lista los cefalópodos ya descriptos.
En cuanto a grandes mamíferos terrestres, entre 1937 y 1993 se ha descrito en promedio una nueva especie cada seis años, y este ritmo tiende a acelerarse: es de una especie cada dos años desde 1980.
Entre los descubrimientos más recientes se encuentran la gacela de Yemen (Gazella bilkis) en 1985, el canguro arborícola de Scott (Dendrolagus scottae) en 1990, el buey de Vu Quang (Pseudoryx nghetinhensis) en 1993, el muntiaco gigante (Megamuntiacus vuquangensis) (animal del grupo al que pertenecen los ciervos) en 1994 y el muntiaco de Truong Son (Muntiacus trungsonensis) en 1997.
Estas son especies "nuevas" solamente para la ciencia, ya que en prácticamente todos los casos ya eran conocidas por los indígenas de las regiones respectivas. En el mundo entero hay testimonios de avistamientos de animales que los que viven en el lugar conocen y que nadie más ha visto. A mí me ha tocado ver, en la zona de hoteles de Puerto Iguazú, Misiones, un extraño cánido del tamaño de un perro grande al que se le llama "Zorro pitoco", que se considera extinguido. Eran las tres de la mañana y él se quedó tan helado como yo. Cada tanto los científicos encuentran uno de estos animales "mitológicos" y lo "blanquean" en sus registros. Sin embargo, en general se toma con gran escepticismo la descripción de cualquier animal grande que no está inscripto en los registros de la ciencia.

MONSTRUOS MARINOS

Dos tercios de la superficie de nuestro planeta están cubiertos por las aguas. Los océanos, gigantescos espacios de agua de extensión y profundidad asombrosos (el océano Pacífico, por ejemplo, cubre prácticamente la mitad de la esfera terrestre), siguen escondiendo numerosos misterios para la gente. Lo que sabemos sobre los océanos es, incluso, menos que lo que sabemos sobre el espacio. En este gran volumen acuático existen animales que nos impactan con su rareza, tamaño y poder.
En abril del año 2003 encontraron un calamar de 15 metros de largo en la costa de Canadá. Llevaron el animal gigante a un centro de investigación. Los científicos midieron sus tentáculos y llegaron a la conclusión de que se trataba de una especie nueva, desconocida hasta ese momento. Este fue sólo uno de los innumerables hallazgos de enormes moluscos de los últimos tiempos.
Los científicos gastan millones de dólares intentando atrapar o por lo menos fotografiar a estos animales de las profundidades. Sin embargo, costosas y tecnificadas expediciones no han logrado resultados aún. Ningún científico ha podido observar un calamar gigante vivo en el océano. Los pescadores ven monstruos vivos enormes a veces. En general, sus historias se tomaban como cuentos —antes de que los cadáveres en las playas comprobaran que tienen al menos algo de verdad—, quizás a causa de las viejos cuentos de marineros cantando por estar borrachos por el ron.
Un periódico canadiense publicó una historia muy interesante en 1955, relatada por un grupo de pescadores. Estos hombres dijeron que su barco se había acercado a algo extraño en el mar. Al principio no podrían determinar si era una ballena muerta o una medusa gigante. Cuando la nave se acercó al animal extraño, uno de los pescadores se inclinó sobre la borda, intentando enganchar el animal para subirlo. En cuanto el gancho de acero se clavó en el cuerpo gelatinoso, surgió de él un tentáculo enorme. El pescador cayó sobre la cubierta, con la cara blanca por la impresión. El impacto emocional fue tan fuerte para este hombre que tuvo que permanecer en cama hasta que el barco llegó el puerto. En esa época se le prestó a estos testimonios la misma atención de siempre, pero ahora se descubre que el episodio tuvo lugar no muy lejos de la localización en donde fue encontrado el cuerpo de un calamar gigante muerto.

Pesca no habitual
La ciencia moderna sabe muy poco sobre estos monstruos gigantes del mar. Se sabe que viven en profundidades de casi 2.000 metros. Las proporciones de estos seres son impresionantes. En un museo norteamericano hay un objeto único: el ojo de un calamar del tamaño de una pelota de fútbol. Unos pescadores encontraron este ojo enorme en el estómago de una ballena de esperma (cachalote). Los cachalotes son ballenas dentadas que pueden llegar a los 18 metros de longitud y gustan de los calamares, especialmente si tienen un tamaño conveniente para sus estómagos. Por lo general se conforman con animales pequeños que pesan entre cuatro y seis kilos, tragando una docena de ellos al mismo tiempo. Si el cachalote se encuentra con un calamar gigante de los más grandes, se debe producir una lucha titánica. Los científicos creen que la que gana la batalla es la ballena, y que ésta se come al rival derrotado. Muchos cachalotes, sin embargo, muestran en sus cuerpos las marcas de estas batallas.
Recientemente, los científicos japoneses han llevado a cabo un curioso experimento en el Océano Pacífico, no lejos del foso de las Marianas, la fosa más profunda del mundo. Pusieron un recipiente con un señuelo oloroso en el fondo del mar, equipado con una cámara de vídeo. El olor del señuelo atrajo tiburones de las profundidades. Un minuto después los tiburones se dispersaron y los científicos japoneses vieron un monstruo gigante. El enorme animal nadaba lentamente sobre el objetivo a una profundidad de un kilómetro y medio. Su cuerpo tenía 60 metros de largo. Los científicos todavía no saben qué clase de animal era, y sólo les quedó conjeturar. Es probable que fuera un tiburón llamado "giant sleepy shark" en inglés (tiburón soñoliento gigante), un gran animal que vive en las profundidades del océano y del que se sabe muy poco. Nadie ha estudiado uno vivo aún.
Sólo se ha visto el cadáver de uno de estos tiburones, que apareció en la costa de Indonesia en 1964. Tenía 26 metros de largo, pero podría alcanzar un tamaño mayor, ya que aún no era adulto.
Otros misterios parecen ser más recursos de atractivo turístico que otra cosa, como el renombrado monstruo del lago Ness, en Escocia. También dicen que hay uno en el lago Nahuel Huapi, en el sur Argentino y otro en el lago Champlain, en Vermont, Estados Unidos. Sin ponerme en posición de excéptico, digamos que se da la casualidad que todos esos son lugares de turismo.

Imagen famosa tomada en el lago Champlain
Sin embargo, es un tema en el que no está todo dicho. Se han llevado a cabo allí investigaciones de todo tipo, algunas muy costosas, aún cuando en general existe un elevado escepticismo. Pero también existen las dudas, y no porque sí. Cada tanto se renuevan los avistamientos, aunque siempre casuales y desprevenidos. Ninguno de los que se estacionan en esos lugares provistos de cámaras y otros equipamientos de detección parecen tener suerte. Aunque sí se han obtenido algunas pistas indirectas. Por ejemplo, en el lago Champlain, una mañana de junio de 2003 un grupo de científicos se quedó helado al oír en sus instrumentos una serie de sonidos chirriantes, similares a los que emiten las ballenas y delfines. Sólo que éstos viven en el mar y este lago está a kilómetros de él. No se ha detectado aún el monstruo (lo llaman "Champ", cariñosamente), y tampoco se ha determinado de dónde surgió ese sonido.
En 1966, unos pilotos británicos que volaban sobre el lago Ness filmaron algo que parecía un monstruo nadando por el lago —material que ha sido interminablemente discutido— y desde entonces se han llegado a enormidad de conclusiones. Entre ellas, en boca de expertos, que de existir ese ser debería ser un plesiosaurio, un animal del grupo de los dinosaurios que, como todos ellos, se considera extinguido desde hace decenas de millones de años.

Cadáver de lo que se supuso un plesiosaurio hallado en el mar
El 10 de abril de 1977, los pescadores del Zuiyo Maru, un barco japonés que trabajaba cerca de Nueva Zelanda, levantó en sus redes un extraño cadáver en descomposición. El cuerpo, que pesaba unos 1.800 kg y medía unos diez metros, tenía cuatro aletas de un metro por lo menos y parecía mostrar una cabeza muy definida al extremo de un largo cuello. Algo muy, pero muy parecido a un plesiosaurio.
Se tomaron fotografías, se lo midió y se guardaron muestras de tejido, pero no guardaron el cuerpo, ya que estaba muy descompuesto y el barco llevaba una carga de pesca con una alto valor comercial que se podía contaminar.
Dicen en un sitio que esta evidencia recogida fue examinada por un comité de alto rango de científicos oceanográficos japoneses. No mencionan un resultado de ese análisis. Sí informan que el Director de Investigación Animal del Museo Nacional de Ciencias de Japón (National Science Museum of Japan) dijo: "Parece que después de todo esos animales no están extintos. No es posible que haya sobrevivido uno solo. Debería haber un grupo".
Pero algunos estudios indican que podrían haber sido los restos de un gran tiburón. Se puede ver un análisis muy completo, escéptico, en el sitio Sea-monster or Shark?
Con esto último, hemos retornado a los monstruos marinos.
Arrastrándose sobre este mundo, lo más parecido que se puede encontrar a los horrendos animales extraterrestres que imaginamos en los cuentos —y no como los insectos y arañas, que son extraños e inquietantes pero pequeños, sino del tamaño suficiente como para tenerles miedo— son los pulpos y calamares. Éstos, junto a jibias y nautilus, son invertebrados que pertenecen al filum de los moluscos (phylum Mollusca) y dentro de él a la clase de los cefalópodos (Cephalopoda). El nombre indica que tienen sus extremidades en la cabeza, extremidades que son flexibles, hábiles, blandas pero fuertes: se les llama tentáculos. Hubo décadas enteras que la palabra tentáculo en un cuento significaba que allí había un extraterrestre.
Además de los pulpos que nos comemos preparados a la española, el más nombrado entre los cefalópodos, cuando se habla de monstruos en el mar, es el calamar gigante, que no es un mito sino un animal existente: el Architeuthis dux. Este monstruo marino de tamaño suficiente para dar vuelta un barco pertenece a la subclase Coleoideos (Coeloidea) —que tienen un solo par de branquias y una concha interna muy reducida o ausente—, al orden de los Teutoideos (Teuthida) —que poseen diez brazos y no tienen escudo protector en la zona apical de la concha (rostro)—, al suborden de los Oegópsidos (Oegopsina) —con ojo sin córnea—, y forman parte de la familia de los Architéutidos (Architeuthidae).
Hay otro decápodo gigante, que se consideraba casi mitológico hasta que fue encontrado un cadáver en la Antártida el año pasado. Forma parte de la familia de los Chirotéutidos (Chiroteuthidae). Su nombre científico es Mesonychoteuthis hamiltoni, tiene formas y características diferentes de las del Architeuthis dux y podría llegar a tamaños aún mayores que el que alcanza éste.
Al Architeuthis dux se le ha comprobado una longitud de 18 metros, pero se supone que puede alcanzar hasta 20 metros de longitud. Puede pesar más de 500 kilos. El otro, basándose en unos restos parciales que se encontraron en 1925 en el estómago de un cachalote, podría ser aún mayor, con 28 y aún más metros de punta a punta. Hay que tener en cuenta que muchos de estos metros están compuestos por los largos tentáculos prensiles (dos) que tienen los calamares.

Un Architeuthis dux hallado en España
Pero hay indicios de que pueden existir calamares mucho mayores que estas especies conocidas de Architeuthis y Mesonychoteuthis. Como siempre cuando se habla de misterios, las creencias vienen en primer lugar por testimonios de marinos que dicen haberlos visto, testimonios que, por supuesto, no son valederos para los científicos. En 1903 se observó un calamar de cincuenta metros en Noruega, y en 1933 uno de veintidós en Terranova.
En ocasiones los cachalotes moribundos vomitan el contenido de su estómago. Algunos balleneros han observado en esos casos fragmentos desmesurados de brazos de calamar.
Además, en la piel de algunos cachalotes se han constatado enormes cicatrices de ventosas. De su diámetro, que llega a alcanzar hasta cuarenta centímetros, se puede calcular que fueron infligidas por calamares que, si pertenecen al género Architeuthis, deben tener hasta un centenar de metros de longitud. Si correspondieran a especies que poseen otras proporciones corporales sus dimensiones podrían ser menores, pero también mayores. La cosa es que no se conoce ninguna especie de calamar que posea ventosas tan grandes como las que pueden haber dejado esas marcas.
¿Cuántos secretos nos esconde aún el océano?
Hace muy poco se descubrieron poblaciones enteras de un primitivo pez de unos dos metros de longitud y de una especie de 400 millones de años de antigüedad, que estaba registrado entre las especies fósiles y extinguidas: el Celacanto.
¿Qué nuevas sorpresas nos puede ofrecer el océano, escondidas en sus abismos de kilómetros de profundidad?
La sensación de que aún no hemos visto todo en nuestro planeta ha impactado en la literatura y, por supuesto, en el séptimo arte. La historia del cine está plagada de calamares y pulpos gigantes. En las películas más viejas la cosa era simple: se asumía la existencia de estos monstruos gigantescos en las profundidades del océano, inexploradas aún, como animales naturales pero ocultos y desconocidos. Pero luego se comenzó a culpar de su aparición a las radiaciones, polución o cambios genéticos. En base a los últimos hallazgos en playas de todo el mundo de cuerpos de calamares gigantescos, no parece que este último fuera un recurso muy necesario.
Muy pocas películas muestran cefalópodos que sean simpáticos con nosotros.
En un film de 1939 llamado "Killers of the Sea", un guardia de Florida se dedica a eliminar a los asesinos del mar que afectan el negocio de los pescadores del lugar, entre ellos un enorme pulpo. Se nota en esta película la concepción de otra época, ya que entre los "asesinos del mar" se cuentan tortugas y marsopas, hoy protegidas.
John Wayne encuentra la muerte en los tentáculos de un calamar gigante en "Wake of the Red Witch" (título convertido en "La venganza del Bergantín" en español), de 1948. Es una de las pocas veces que el famoso actor muere en una de sus películas.
Roger Corman hace de las suyas en "Monster from the Ocean Floor" (El monstruo del fondo del mar"). Un biólogo marino contrata a un submarinista para perseguir a su presa, un calamar gigante. Este hombre, interpretado por un jovencísimo Robert Wagner, encuentra al cefalópodo en una cueva, lucha con él y lo apuñala. Aquí interviene Corman, haciendo brotar mares de sangre roja del animal, cuando en realidad los cefalópodos tienen una sangre de color azul, basada en el cobre.

SELVA TROPICAL

Con su múltiple variedad de especies vegetales y animales, las selvas tropicales son los biomas más productivos de la Tierra y los de mayor biodiversidad. Se caracterizan por temperaturas medias anuales de 25'C, abundantes precipitaciones, de hasta 4.500 milímetros por año, y su factor limitante es la luz.
Las selvas se extienden en forma discontinua sobre dilatados territorios; la presencia de montañas, mesetas, lagos, pantanos y ríos impide que cubra toda la zona ecuatorial. La selva virgen se ubica en América Central y del Sur, África Central y en Malasia e lndonesia. El paisaje es parecido en todas esas áreas, pero cada una de ellas tiene características propias.
El suelo, que proporciona agua y sales minerales es poco fértil en la selva, ya que la materia orgánica es rápidamente descompuesta por el calor y la humedad, y los nutrientes son lavados por las intensas lluvias. Además, permanece húmedo, ya que el follaje espeso absorbe casi toda la luz y no permite el paso de los rayos solares hacia el interior. La visibilidad alcanza unos 20 metros.
Una vegetación espesa
La vegetación dominante es arbórea, con ejemplares de 20 hasta 40 metros de altura. Contra lo que se cree, los árboles de troncos altos y sin ramas bajas integran un paisaje en el que es relativamente fácil desplazarse.
También abundan las plantas epífitas -que viven sobre otras-, las típicas enredaderas leñosas llamadas lianas, los helechos, los arbustos y otras infinitas especies. Prosperan incluso formas de vida pertenecientes al reino de los hongos, las protistas y las moneras. Al carecer de clima frío, las plantas conservan su follaje durante todo el año.
La mayor parte de la vegetación consiste en árboles de madera dura, con muy pocas plantas herbáceas.
Opuestamente a alguna zonas boscosas de Europa o de América del Norte, donde hay pocas especies arbóreas predominantes y a veces una sola (por ejemplo pinares o robledales), en la selva virgen prosperan unas cien especies distintas de árboles por hectárea. Suele haber dos niveles de altura, el superior, que alcanza a 30 y más metros, y el sotobosque, que llega hasta los 15 metros.
Las lianas, los helechos, las plantas con flores y ciertas algas y musgos pueden crecer en la selva, pero sólo en la zona de mayor altura, donde reciben suficiente luz.
selva tropical

bioma selva tropical  
distribución geográfica de las selvas.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS SELVAS

En el bioma selva están representadas las tres capas de suelo u horizontes: A, B y C. Las lluvias abundantes favorecen el lavado de los minerales, lo que determina un suelo poco fértil, y la acumulación de óxidos de hierro y aluminio que le dan ese color rojizo particular.

La fauna tropical
Los animales selváticos viven en los distintos estratos o fajas de vegetación, adaptados a sus características. Las aves de presa anidan en las copas de los árboles. Por debajo de ellas se encuentran los monos, los loros y los tucanes, que conviven con mariposas y flores coloridas. A nivel del suelo viven los antílopes, jabalíes, tapires, lagartos y serpientes, sapos, ranas y felinos, algunos de los cuales también trepan a los árboles. Son numerosos los saltamontes, escarabajos, hormigas, termitas y otros de gran tamaño.
Para tener una idea de la biodiversidad selvática se puede considerar que en 10 km2 de superficie pueden convivir unas 760 especies de árboles, 125 de mamíferos, 400 de aves, 100 de reptiles y 60 de anfibios. En un solo árbol pueden contarse 400 especies de insectos.

Animales en peligro de extincion


Cuando se considera a una especie animal en peligro de extinción?
Se considera en peligro de extinción a una especie animal, cuando su existencia se encuentra comprometida a nivel mundial. Esto es debido generalmente a la fulminacion de un recurso del cual dependen todas y cada una de las especie, ya sea por parte de la acción del hombre, como la caza ilegal o la tala de indiscriminada de arboles, o simplemente a cambios en el ecosistema de la especie producto de hechos fortuitos, como lo son el cambio climático. Como está ocurriendo en este preciso momento y por desgracia estos animales en peligro de extincion no están habituados a tales condiciones climáticas y a veces les es imposible adaptarse a dichos cambios.
Animales en extincion
En los últimos tiempos, el hombre, se convirtió en una enorme amenaza para los animales, debido a que muchos de los animales en peligro han desaparecido porque destruimos su hábitat natural de vida e incluso hasta los matamos.


Biológicamente, para mantenerse vivos en los distintos ecosistemas y que no hayan animales extintos, las especies desarrollaron como estrategia mantener la biodiversidad; no obstante, hoy en día, esta estrategia no es lo suficiente buena como para contrarrestar los efectos de la obra humana (acción antrópica) lo que nos lleva a una serie de consecuencias terriblemente nocivas para el
equilibro de los ecosistemas y la vida en el planeta Tierra.





Hoy en día hay demasiados animales en peligro de extinción, y la velocidad a la que se extinguen va aumentando cada vez mas.
Actualmente se conocen aproximadamente 11.167 especies en peligro de extinción, de las cuales 124 están englobadas en las categorías de “estado
crítico”.


Se espera que algun dia el ser humano entre en razón y que de una vez por todas entienda que no podemos vivir con tantos animales en peligro de extincion, ya que sin ellos no podríamos seguir viviendo nosotros. Ojala llegue ese dia que tanto anhelamos los que queremos a nuestro planeta


Los principales y mas conocidos animales en peligro son: El Oso
Panda, el Koala, el Puma, el Gorila, el Lince, el Cóndor, el Tatu Carreta y el Tigre
, entre otros. Dada la complejidad del tema, las soluciones son aun mas difíciles, hay que mentalizarse y pensar en que ellos también son seres vivos y necesitan un espacio donde poder vivir en paz sin dañar ni perjudicar a nadie

EN ESPECIE DE EXTINCION

Animales en extincion

Las especies tanto animales como vegetales, se consideran en peligro de extinción, cuando la continuidad su existencia se encuentra comprometida. Las causas pueden ser tan la depredación directa sobre una especie o la desaparición y destrucción del recurso fundamental del cual depende dicha especie. Con consiguiente, debido o la acción del Hombre produciendo cambios en el hábitat para explotar los recursos de una zona terminada o los desastes naturales son las principales causas del peligro de extinción.

Koalas En Extincion

En 1996 la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) publico una lista Roja de Especies Amenazadas donde se las clasifico de la siguiente manera:

* Extinto: Se considera extinta a una especia cuando desaparece el ultimo individuo


* En Peligro Crítico: Se considera a una especie en Peligro Critico cuando se encuentra en un alto riesgo de extinción en estado salvaje dentro de un futuro inmediato.


* En Peligro: Se considera a una especie Peligro esta no se encuentra en Peligro Critico pero que experimenta un muy alto alto riesgo de extinción en estado salvaje dentro de un futuro cercano o casi inmediato.

* Vulnerable: Se considera a una especie Vulnerable cuando no se encuentra en Peligro Critico o en Peligro pero se enfrenta a un alto riesgo de extinción en estado salvaje a mediano o corto plazo.

* Casi amenazado: Se considera a una especie Casi amenazado cuando se encuentra en vías de ser clasificadas como vulnerables.





Sin dudas España tiene la mas importarte diversidad biológica y actualmente cuenda con 38 especies de vertebrados en peligro de extinción, 7 especies de reptiles, 7 especies de mamíferos, 2 especies de anfibios, 5 especies de peces continentales y lamentablemente no todas estas especies comprometidas se consideran "en peligro de extinción" dentro del Catalogo Nacional de Especies Amenazadas.

La extinción de una especie es irreparable, si una especie animal deja de existir no hay forma para que vuelva a existir nunca mas, y seguramente esta extinción causara estragos y cambios irreparables dentro de la cadena alimentaria, que afectara directa o indirectamente al Hombre.

Por ahora los animales extinguidos no se los puede recuperar a pesar de estar practicándose en algunos países técnicas de clonación.

Gorilas en Extincion Leoparto en peligro de extincion perezosos en peligro de extincion

Todos podemos ayudar a reducir el numero de animales en peligro de extinción tomando conciencia así el un futuro próximo nuestros hijos puedan disfrutar de las maravillas del la fauna de nuestro planeta.